MacLucan

De Orson Welles a Nubbin: cómo contar historias (falsas) que impactan de verdad

En 1938, un joven Orson Welles leyó en directo por la radio una adaptación de La guerra de los mundos. Lo hizo como si fuera un informativo de última hora. «Marte está invadiendo la Tierra», en riguroso directo. La narración era tan convincente que se desató el pánico entre los oyentes en Estados Unidos, que huyeron de sus casas y colapsaron líneas telefónicas. Creyeron que la invasión era real.

El experimento radiofónico pasó a la historia como el  primer episodio de desinformación masiva, sin intención maliciosa eso sí, pero amplificado por una tecnología incipiente: la radio.

Casi un siglo después, la historia se repite por enésima vez. Esta vez no es un platillo volante, sino un chip futurista llamado Nubbin. No lo amplifica la radio. Son TikTok, Instagram y X los que lo viralizan. No hay actores leyendo un guion, pero sí una campaña transmedia orquestada con vídeos espectaculares, una web creíble y medios de comunicación replicando sin verificar.

En ambos casos, una tecnología emergente (radio en los 30, redes sociales con IA en los 2020) actúa como catalizador del engaño. Pero lo que realmente funciona como combustible es la credulidad del público. En esta ocasión, lo más relevante es que los medios de comunicación también se «comieron» la fake news y eso daría para algún que otro post sobre la inmediatez y la información de valor.

Ejemplos de fake news relacionados con Nubbin
Ejemplos de fake news relacionados con Nubbin

“Nubing, el verdadero peligro de la inteligencia artificial”

 TikTok se llenó de vídeos que parecían sacados de un episodio de ciencia ficción. En ellos Nubing prometía cosas como revivir recuerdos perdidos, meterse dentro de películas clásicas o explorar galaxias lejanas. Todo, gracias a un supuesto chip que se colocaba en la sien. La empresa detrás, TCKR Systems, tenía web propia y un despliegue de comunicación impecable. Vídeos promocionales, correos a medios, testimonios entusiastas… El pack completo.

El mensaje era claro:

Nubing, el verdadero peligro de la inteligencia artificial”.

Y tenía razón. Pero, no por los motivos que podrías pensar.

Muchos de estos vídeos superaban las 200.000 visualizaciones. En apariencia, solo eran curiosidades digitales. En realidad, son fake news con efectos especiales. Y el problema es que su nivel de realismo ya no permite distinguir lo ficticio de lo verdadero a simple vista. Generan confusión masiva y refuerzan creencias peligrosas, con una estética diseñada para seducir.

Paralelismo entre La Guerra de los mundos y Nubbin de Black Mirror
Paralelismo entre La Guerra de los mundos y Nubbin de Black Mirror

Un storytelling bien ejecutado para crear un universo transmedia

No quiero abrir un debate sobre las fake news, ni sobre los medios de comunicación que se hicieron eco de la noticia sin haberla cotejado, presas de la inmediatez.

Hoy me interesa poner el foco en la potencia del storytelling bien ejecutado, en la capacidad de una campaña creativa para reventar el algoritmo sin invertir millones en anuncios. Lo que ha pasado con Nubbin es una clase magistral —con tintes distópicos— de cómo se puede diseñar una narrativa que trascienda plataformas y acabe generando conversación real, incluso en medios tradicionales.

Porque esto no ha sido solo una campaña de marketing. Ha sido una estrategia transmedia en toda regla.

Desde los vídeos de TikTok hasta los hilos en X, pasando por las notas de prensa y la web ficticia de TCKR Systems, cada canal aportaba una pieza del puzzle, una capa más al universo Nubbin. Incluso creadores de contenido como edrian.exe se han sumado a la conversación, no solo amplificando el mensaje, más bien reinterpretándolo y explicándolo desde dentro en su cuenta de Instagram, como si fueran parte del plan original.

Y lo más interesante es que probablemente no lo eran. Pero esa es la magia del diseño narrativo abierto: cuando dejas huecos para que la audiencia participe, la historia cobra vida propia.

En Maclucan llevamos tiempo trabajando campañas donde lo narrativo no es una capa decorativa, sino el eje vertebrador. Donde los influencers no son meros altavoces, son personajes activos dentro del relato. Este mismo artículo forma parte de esa idea: la de explicar no solo qué ha pasado, sino cómo se construye una campaña así y por qué funciona.

Un storytelling bien ejecutado para crear un universo transmedia
Un storytelling bien ejecutado para crear un universo transmedia

¿Puede la IA hacer universos transmedia por nosotros?

La inteligencia artificial puede escribir textos, generar imágenes, simular voces. Puede incluso automatizar estrategias y proponer ideas basadas en tendencias. Pero ¿puede orquestar una narrativa como Nubbin? ¿Puede intuir cuándo dejar un cabo suelto para que el público lo recoja y lo convierta en viral?

Hasta ahora, la respuesta es no.

Porque lo que hace que esta campaña funcione no es el algoritmo, ni el hiperrealismo de los vídeos, ni siquiera la temática futurista.

https://www.instagram.com/p/DIuR3agNpMd/

La clave es una buena historia bien planificada

Lo que la hace imparable es la creatividad humana. La capacidad de rescatar una estructura narrativa de hace cien años, darle un barniz contemporáneo y lograr el mismo efecto emocional que en 1938.
Con medios nuevos, sí. Con tecnologías distintas, también.
Pero con el mismo motor de siempre: una historia que apela al asombro, al miedo, a la fascinación colectiva.

La IA nos ayuda, claro. Nos ahorra tiempo, nos ofrece ideas (yo mismo la estoy usando para coger ideas y citas para este post). Pero la chispa sigue siendo nuestra.
Y mientras eso siga siendo así, tendremos margen para volver a sorprender, confundir, emocionar y construir campañas que trascienden el dato y se convierten en experiencia compartida.

Porque al final, ni la radio ni la IA son el peligro

El peligro (y también la oportunidad) está en cómo las usamos para contar historias que impacten.

Y si una buena historia puede seguir engañando —o maravillando— a generaciones distintas durante más de un siglo,
entonces sí: la creatividad humana sigue teniendo la última palabra.

Deja un comentario